VIERNES 17 DICI 2021 - CHARRUAS - Enrique Ruíz Guiñazú - KSP
MATANZA DE CHARRUAS
El episodio de Salsipuedes ha sido, hasta en los tiempos actuales, motivo de encendidas polémicas y controversias. Numerosas personas y asociaciones indigenistas han enfatizado el carácter genocida de la acción, aunque las muertes de charrúas en Salsipuedes no significaron la extinción de todos los miembros de los charrúas, sí marcaron el comienzo de su desaparición como pueblo.11
El expresidente Julio María Sanguinetti (n. 1936) relativizó la importancia de la matanza, y la importancia de los charrúas como cultura:
No hemos heredado de ese pueblo primitivo ni una palabra de su precario idioma [...], ni aun un recuerdo benévolo de nuestros mayores, españoles, criollos, jesuitas o militares, que invariablemente los describieron como sus enemigos, en un choque que duró más de dos siglos y los enfrentó a la sociedad hispanocriolla que sacrificadamente intentaba asentar familias y modos de producción, para incorporarse a la civilización occidental a la que pertenecemos.
Julio María Sanguinetti, 19 de abril de 200912
--------------------
Al iniciarse la segunda conflagración mundial, en 1939, Estados Unidos se mantuvo inicialmente al margen del conflicto. En la primavera europea de 1940, las tropas alemanas conquistaron Dinamarca, Noruega, Países Bajos y Francia. En julio de 1941, Alemania invadió la URSS mientras Japón avanzaba hacia el sur de Asia. Ningún intento mediador logró detener el avance de la guerra. El 7 de diciembre de 1941, aviones japoneses atacaron la base naval estadounidense en Pearl Harbor, en las islas Hawaii, las Filipinas (ocupadas por los norteamericanos), y las posesiones inglesas de Hong-Kong y Malasia. Así, la guerra, que ya había desbordado los límites de Europa con la invasión alemana a la URSS, se convirtió en mundial.
Al día siguiente, el Congreso norteamericano declaró la guerra y tres días más tarde respondieron de igual forma Alemania e Italia.
El ataque a Pearl Harbor forzó a las repúblicas americanas a tomar posición. Los pequeños países caribeños declararon rápidamente la guerra al Eje. Le siguieron México, Venezuela y Colombia, pero solamente rompiendo relaciones. Brasil, Ecuador, Paraguay y Perú, dieron su solidaridad y se mostraron muy dispuestos a romper relaciones si había acuerdo continental. En tanto, Argentina, Bolivia, Chile y Uruguay dieron sus votos formales a los Estados Unidos, sin mayores compromisos. La Argentina -que todavía sentía la fuerte influencia alemana en su Ejército- se encontró en una posición difícil. En el país se pusieron en marcha numerosas expresiones filonorteamericanas, que fueron respondidas por el gobierno provisional de Ramón Castillo con el Estado de Sitio.
El 15 de enero de 1942, se realizó en Río de Janeiro la Tercera Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores convocada por la Unión Panamericana. Allí, el canciller argentino, Enrique Ruiz Guiñazú, considerado “antinorteamericano acérrimo”, “hispanófilo” y “filonazi”, intentó mantener al país en la más estricta neutralidad, cuando Estados Unidos esperaba la inmediata ruptura de relaciones con los países del Eje. Ruiz Guiñazú aseguró que la Argentina deseaba cooperar con las repúblicas hermanas y cumplir con las obligaciones interamericanas, pero fue evasivo a la hora de asumir compromisos mayores.
En dicha cumbre, el canciller argentino aprobó las recomendaciones de ruptura de relaciones comerciales y financieras, de clausura de las telecomunicaciones y desarrollo de emprendimientos, y no se opuso a la creación de la Junta Interamericana de Defensa ni a la Comisión Consultiva de Emergencia para la Defensa Política; pero todo ello no iba más allá de declaraciones y recomendaciones, sin obligarse a romper relaciones diplomáticas ni a ingresar en guerra con los países del Eje. Tal “obstruccionismo” -así considerado por los delegados norteamericanos- provocó más tarde una reacción enérgica del gobierno de Estados Unidos hacia el país. Recordamos, el ataque a Pearl Harbor, con fragmentos de la intervención del canciller argentino en la cumbre de Río, que deben leerse a la luz de estas circunstancias descritas.
Fuente: Diario La Razón, Nº 11.965, Buenos Aires, 24 de enero de 1942.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentate algo, no seas amarrrrgo... y si comentás, no nos amargués :D