Esa pareja de tanos, don Julio y doña Isabel, humildes y trabajadores,
tuvo 14 hijos. Todos estudiosos, brillantes. Uno de ellos, Risieri, llegó a ser rector de la Universidad
Nacional de Buenos Aires y bajo su mandato se creó la editorial Eudeba.
Otro, Silvio,
un filósofo y docente, fue masacrado por la Triple A el 27 de septiembre
de 1974. Otro integrante
de la familia fue víctima de la sangrienta violencia que asoló al país: Diego,
hijo de Ricardo Frondizi,
cayó asesinado en 1971.
La detención del presidente Arturo Frondizi, el 29 de marzo de 1961 Desde muy joven, Arturo ratificó el sello de esa familia notable. En 1927
ingresó a la Facultad de Derecho, y tres años después se recibió de
abogado con diploma de honor.
Eso fue en 1930. Gobernaba el país el general Uriburu, que había derrocado
al presidente Hipólito Yrigoyen. El acto de entrega de los diplomas iba a ser
presidido por Uriburu y el flamante abogado se negó a asistir:
-Yo no voy a recibir mi diploma de manos de quien volteó a un presidente
constitucional…
Pocos meses después participó en una manifestación política contra el gobierno de Uriburu. Fue encarcelado.
Tuvo como abogado defensor a Silvio, su propio hermano.
Pero a la semana Silvio también cayó preso y ambos compartieron
la prisión en la Penitenciaría Nacional, que estaba en la avenida Las Heras,
donde hoy mucha gente toma sol y pasea sus perros. Con el paso de los años,
en 1961 y siendo Presidente de la Nación, Arturo Frondizi firmó el decreto
por el cual se demolió la Penitenciaría Nacional.
A Frondizi le gustaba el fútbol. Era simpatizante de Almagro, donde había
jugado de defensor en la cuarta división. Le pedí que definiera a un hincha
de fútbol:
-Un hincha de fútbol es una persona que canaliza sus entusiasmos,
sus lealtades y sus pasiones hacia una causa noble en lugar de
hacerlo hacia
cualquier forma de odio sectario…
¡Faltaban muchos años para que las barras bravas convirtieran
esta respuesta en una tremenda ingenuidad!
Frondizi (segundo a la derecha) jugando en las divisiones inferiores de Almagro El secretario privado de Frondizi era el doctor Alberto Julio Taddei,
hijo de Atilio Taddei, un recordado kinesiólogo de Boca Juniors y
de la selección nacional. Lo conocía
como pocos:
-En las pequeñas cosas de todos los días, Frondizi refleja su manera
de actuar en política. En el tránsito, por ejemplo. Le gusta mucho manejar,
pero evita circular
por las calles con muchos autos. Prefiere un camino más largo,
pero sin congestionamientos…
Fue elegido presidente en 1958. Lo derrocó un golpe cívico-militar
el 29 de marzo de 1962. Apenas estuvo en el poder tres años y diez meses.
El historiador Félix Luna escribió: "Durante el gobierno de Frondizi
la transformación del país se operó, principalmente en el espíritu de
los argentinos. Señaló la falsedad
las divisiones a cuyo alrededor los argentinos solíamos cascarnos fervorosamente, para plantear
en cambio las grandes empresas donde podíamos encontrarnos todos,
peronistas y antiperonistas, laicos y libres, izquierdas y derechas".
El autor se refiere a la política pacificadora de Frondizi, luego del gobierno de
Aramburu y Rojas que había proscripto al peronismo.
Frondizi normalizó la CGT y promovió la Ley de Asociaciones Profesionales,
luego de haber pactado una alianza táctica con Perón. Probablemente
era demasiado para una
sociedad que tenía heridas muy frescas. El antiperonismo gorila no se
lo perdonó, y el peronismo
no entendió que la transformación del país no necesitaba ni del populismo
ni del culto a la
personalidad.
Durante su gobierno se batieron todos los récords de crecimiento económico Durante el gobierno de Frondizi se batieron todos los récords de
crecimiento económico. Entre 1958 y 1960 se triplicó la producción de acero.
En la industria automotriz,
con diez fábricas nuevas, se produjeron 137.000 unidades en 1961,
con un enorme crecimiento del
sector de autopartes. En 1958 se construyeron 10.000 tractores y en 1961
fueron 25.000. En el cemento,
el salto fue del 32 por ciento entre 1959 y 1961.
La llave maestra fue el petróleo: de 5 millones de toneladas producidas en
1958 se pasó en 1962 a 15 millones y la Argentina se autoabasteció
por primera vez en la historia.
El país dejó importar petróleo y de gastar 350 millones de dólares anuales.
Pero al llevar adelante su política petrolera, incorporando la inversión extranjera,
Frondizi contradijo su posición, consagrada en el libro Petróleo y política, de 1954, donde
se oponía a los contratos que el gobierno de Perón tramitaba
con la Standard Oil.
Se lo dije:
-Doctor Frondizi, usted hizo como presidente todo lo contrario que había
escrito en Petróleo y política…
Me contestó rotundamente:
-Preferí dejar de lado mi vanidad intelectual. De ninguna manera
iba a traicionar el interés del país para conservar una posición dogmática.
Cuando me di cuenta de que
yo había estado equivocado, no vacilé en seguir una política de desarrollo
que tuvo un resultado magnífico.
Y muchos de los que me combatieron no lo hicieron por defender
a la Patria, sino porque
al acabarse las importaciones ellos dejaban de cobrar sus comisiones.
De todas maneras, las cuestiones económicas no alcanzan para definir
completamente el perfil del gobierno de Frondizi. Probablemente lo más
notable de su gestión haya sido
la transformación educativa, a través de la libertad de enseñanza que
permitió el desarrollo
de las universidades privadas en el país. En aquel momento se desató
un debate en el que
se enfrentaron esos dos sectores, "laica" y "libre", a los que aludía Félix Luna.
El conflicto fue de una virulencia excepcional, con grandes manifestaciones
populares de uno y otro sector. El rector de la Universidad Nacional
de Buenos Aires, Risieri Frondizi,
hermano del presidente, encabezaba el sector de los "laicos" y era su
crítico más enconado. Finalmente, en un discutido trámite parlamentario,
se impuso la posición del gobierno, con un altísimo costo político.
Hoy, cuando miles de alumnos cursan sus carreras en las universidades
argentinas, parece inverosímil que esto haya sucedido.
Con Fidel Castro en Buenos Aires, 1959. El presidente argentino estaba convencido que la situación de Cuba era un tema que debía resolverse dentro del ámbito americano, para evitar que Fidel terminara en la órbita soviética Pero no fue el único riego que corrió Frondizi.
El 18 de agosto de 1961 recibió al Che Guevara en la residencia de Olivos,
luego de la Conferencia de Cancilleres de Punta del Este. El presidente
argentino estaba convencido que la situación de Cuba era un tema
que debía resolverse dentro del ámbito americano, para evitar que
Fidel Castro terminara en la órbita soviética. Esto lo habló Frondizi
con John Kennedy, en dos entrevistas, ese mismo año. Hay un par
de anécdotas de esas conversaciones,
que revelan las terribles presiones que vivían esos personajes:
-¿Podemos hablar confiados delante de él?, dijo Kennedy
señalando al intérprete argentino.
Y sólo cuando le aseguraron que Carlos Ortiz de Rosas (de él se trataba)
era un hombre leal a Frondizi, inició la conversación.
A su vez, Frondizi tuvo la necesidad de plantearle a Kennedy
la crítica situación que atravesaba su gobierno:
-Presidente, me quieren derrocar…
Y Kennedy le contestó:
-A mí me quieren matar…
Con el correr de los meses, ambos temores se confirmaron.
Frondizi fue volteado en marzo de 1962 y Kennedy fue asesinado
en Dallas el 22 de noviembre de 1963.
Arturo Frondizi con John Kennedy en los Estados Unidos, 1961 Yo quería hablar de todos los temas polémicos, pero Frondizi prefería mirar
para adelante:
-No es importante si Frondizi es bueno o malo, eso no es lo fundamental…
En el país hay problemas de fondo…
Pero así y todo le pregunté por su destitución:
-Vea, yo dije que no me iba a suicidar, que no iba a renunciar,
y que no me iba a ir del país… Cumplí con mi palabra.
Sin mencionarlos, aludía a otros presidentes americanos que sufrieron
golpes de estado. Getulio Vargas, que se suicidó, Janio Quadros,
que renunció, y Perón, que se fue
al Paraguay.
Mi entusiasmo de joven cronista rozó la insolencia:
-A usted se lo acusó de ser maquiavélico…
Por un momento alteró su calma doctoral:
-¿Maquiavelo yo? Hice la política en la calle, nunca me quedé en mi casa…
Me expuse a todo, a las represiones jurídicas, a las agresiones físicas.
Incluso a mis propios errores… Si eso es ser calculador… Además,
nunca eludí mis responsabilidades. Por eso me quedé en el país.
La dedicatoria en el libro que escribió mientras estuvo preso Mientras estuvo preso en El Tunquelén, Frondizi escribió la Breve historia
de un yanqui que proyectó industrializar la Patagonia. Me regaló un ejemplar
y me dijo:
-En este librito hablo de dos hombres extraordinarios…
Uno es Ezequiel Ramos Mexía, que fue ministro de Roca, Figueroa Alcorta
y Sáenz Peña. Y el otro es Bailey Willis, un geólogo norteamericano.
En 1915 querían trazar y construir el ferrocarril transpatagónico…
Mire todo lo que falta hacer en el país…
Frondizi quería abrir nuevos mercados para los productos argentinos.
En diciembre de 1961 hizo una gira histórica y se convirtió en el primer
PRESIDENTE argentino que visitó la India, Tailandia y Japón.
Ante el primer ministro Jawaharlal Nehrú, el rey Bhumibol Adulyadej
y el emperador Hirohito habló de los temas económicos que
lo obsesionaban:
superar la condición
de simple productor primario, industrializar el campo, neutralizar
la política
restrictiva de los mercados
europeos.
En la India montando un elefante, foto que le trajo críticas y burlas La precisión de sus discursos y la certeza de los datos que ofrecía causaron
asombro. Y no vaciló en halagar a sus anfitriones, participando de los actos
tradicionales de esos pueblos, a quienes Argentina quería venderle
los productos que sufrían las trabas de todo tipo que le ponían las grandes
potencias.
Así fue que en la India se fotografió subido a un elefante, símbolo
de la cultura milenaria de ese país.
La reacción de un enorme sector del periodismo argentino y de la oposición
fue de burla, ante lo que calificaron como una payasada.
Pocas semanas después, la reina de Inglaterra visitó la India
en visita oficial.
También ella fue agasajada con la ceremonia del elefante,
al que ascendió
encantada.
Y aunque parezca mentira, aquellos mismos críticos que dijeron
que Frondizi había protagonizado una ridiculez dijeron que el gesto
de la reina era simpático y democrático.
Frondizi en la India, con el primer ministro Nehru Hay quien dice que Frondizi se adelantó a su tiempo. Lo cierto es que
en su momento no fue entendido.
Últimamente, en cambio, se han escuchado algunas voces, desde sectores
muy diferentes entre sí, que coinciden en señalar a Frondizi como
un gran estadista.
La paradoja es que su propio partido, la Unión Cívica Radical, no lo reconoce
como una figura propia. Fue sucesivamente diputado, jefe de la bancada,
candidato a vicepresidente en 1952, y finalmente Presidente de la Nación.
En privado, algunos dirigentes son terminantes. Rodolfo Terragno,
por ejemplo, me dijo que la decisión de Arturo Illia de anular los contratos
petroleros firmados por Frondizi "fue el más grande error de la Argentina
contemporánea".
Pero el ninguneo que sufre la figura de Arturo Frondizi no se limita a su propio
partido.
Está enterrado en el panteón familiar en el Cementerio de Olivos Hace pocos años, un 29 de marzo, en un aniversario de su derrocamiento,
fui al cementerio de Olivos a llevar unas flores a la tumba de Frondizi.
Sabía que sus restos reposaban allí.
Lloviznaba, como para redondear una gris mañana otoñal en un cementerio.
Compré unos claveles en el puesto que está sobre la calle Pelliza y entré.
A la derecha hay una oficina. Abrí la puerta y saludé. Una joven empleada
me miró y dudó: "¿Usted es…?". Y sonrió, cuando le confirmé que sí, que
era el que ella había visto en "El show del Clío".
-¿Usted viene por algún familiar?… Mire que ahora no hay ningún
servicio…
Le dije que no, que estaba allí por otra cosa:
-Vengo a traerle unas flores al presidente Frondizi.
Su mirada de desconcierto anticipó lo que luego me preguntó:
-¿Quién?…
En ese momento, otra empleada, tan amable como la primera pero
un poco mayor, intercedió:
-Sí, el que fue presidente… Venga, salgamos que le vamos a preguntar
a José dónde está Frondizi…
Salimos. En la soledad de esa mañana, el enorme playón blanco se
extendía hacia el fondo, donde un señor en bicicleta respondía con
el brazo levantado ante el grito:
-¡José, venga!
El hombre se acercó.
-José, el señor quiere ir a la tumba de Frondizi..
-Ah, sí, venga… Sígame…
Y empezó a pedalear en busca el pasillo correspondiente. La escena
era francamente felliniana, porque yo iba detrás a las zancadas, casi trotando,
con el ramito de claveles en la mano, bajo la llovizna, mientras José trataba
de acertar el lugar exacto.
-No, no, aquí no… Ahora me acuerdo…, es allá, ¿ve?…
Y me señaló un panteón. Le agradecí y me acerqué al lugar.
Era el panteón de la familia Faggionato, el apellido de la esposa de
Frondizi. Se me ocurrió pensar "no tuvo dónde caerse muerto".
No había ningún signo exterior que denotase que allí yacía
un expresidente. Ni una bandera, ni un escudo, ni una placa.
Pensé que alguna vez deberá tener un espacio propio, con todos los honores.
Y quizás en su lápida se pueda poner la frase que me dijo cuando terminó
la entrevista:
-Me he pasado la vida luchando… amo a mi país.
Aunque el testimonio más emocionante es este audio, con la invocación
que hizo el día que asumió la presidencia en 1958.
Hagan play aquí, por favor, una vez más. Y entenderán por qué sigo
admirándolo.
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