Por qué Pancho Villa no tomaba
alcohol
El Centauro del Norte ordenó la destrucción
de estas bebidas cuando tomó Ciudad Juárez
en mayo de 1911
Uno de los mitos que rodeaban a José Doroteo Arango Arámbula o mejor conocido como Pancho Villa era que se trataba de un hombre mujeriego además de que era borracho. Sin embargo es conocido que de hecho Villa odiaba el alcohol y amaba los licuados de fresa, fue considerado uno de los mayores enemigos de las bebidas embriagantes.
El escritor e historiador Paco Ignacio Taibo II en su libro Pancho Villa una biografía narrativa contó que el Centauro del Norte apenas probó el alcohol e incluso condenó a muerte a sus oficiales borrachos y destruyó garrafas de bebidas alcohólicas en varias ciudades que tomó.
Relató el autor que Villa ordenó la destrucción de bebidas embriagantes: “Por la calle estaban tiradas barricadas de pulque destripadas, cristales rotos de las botellas, garrafas estrelladas y el olor a alcohol invadía toda la ciudad”.
Establecer la ley seca fue uno de los primeros decretos del gobernador, amenazaba a aquellos que se encontraran bebiendo. “En las siguientes semanas se dedicó a perseguir a los fabricantes clandestinos de sotol, a los que culpaba de las miserias de los obreros y campesinos de la región”, escribió el autor.
Otro de los relatos que escribió Taibo II fue cuando Villa se encontraba comiendo en el restaurante del hotel Torreón cuando se percató que en una mesa cercana un oficial estaba tomando vino; Villa apareció con cuatro o cinco hombres de su Estado Mayor y mandó a llamar al oficial, tras decirle que había un decreto vigente que condenaba a pena de muerte a aquellos que consumieran alcohol en campaña le dio dos tiros, quienes lo acompañaban quedaron asombrados ante tal frialdad.
Por acontecimientos de la época donde se involucró a Villa con el alcohol se pudo observar el gran desprecio que tenía por esta bebida o en general por cualquier vicio, en el libro se mencionó que Villa decía: “Los males de México son: alcoholismo en los de arriba y alcoholismo en los de abajo” además de que le repugnaban “el pulque que embrutece y los mezcales que hacen rijosos a los individuos”.
Además opinaba que el consumo desmedido de estas bebidas era uno de los peores vicios que un hombre podía tener y que era “la causa de la miseria de los pobres”. En palabras del texto: “En lo personal decía que las cervezas sabían a meados” o Villa decía “Quién sabe que sería más feo, una purga de aceite o una cerveza”.
En el primer encuentro con Emiliano Zapata, terminaron de comer y este le ofreció un tequila a Villa para celebrar la unión de los dos ejércitos del sur y del norte, con tal de no rechazarlo Villa hizo el intento y apenas mojó los labios en la bebida. También se contó en el texto que en el brindis Villa le dio un trago a un vaso de coñac pero casi se ahogó, los ojos se le pusieron llorosos y pidió un vaso de agua para poder limpiarse del paladar el sabor del alcohol.
Mientras los soldados solían luchar en el día y embriagarse en la noche, Pancho Villa rompió con el estereotipo de caudillo, de hecho, su bebida favorita se encontraba en las fuentes de sodas: la malteada de fresa.
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