Carlo Ponzi, el inspirador
del modelo argentino
Tratar de comprender y encontrar una respuesta definitiva
acerca de por qué a algunos países les ha ido o les va bien
y a otros mal ha sido una obsesión de muchos a lo largo
de la historia.
Tratar de comprender y encontrar una respuesta
definitiva acerca de por qué a algunos países les
ha ido o les va bien y a otros mal ha sido una
obsesión de muchos a lo largo de la historia.
En algunos casos la respuesta podría ser más sencilla.
Se puede encontrarla en algún personaje propio
de una serie de Netflix. Me refiero a Carlo Ponzi.
Un italiano astuto como todo mediterráneo –
según Joan Manuel Serrat– quien generó una fortuna
En Estados Unidos a partir de un sistema que hoy se conoce
como Esquema Ponzi.
¿Cómo funciona? Muy fácil. Se prometen pagos
de intereses altamente apetecibles a partir del ingreso
de nuevos incautos al sistema. Por ejemplo, le doy a UNA
persona 100 dólares con la promesa de que tendré
120 al mes siguiente. ¿Cómo lograba Ponzi los 20 dólares
que debía pagar? No por sagacidad o innovación
en las inversiones sino que los obtenía de alguien
nuevo que le diera 100 dólares y de allí pagar los
prometidos.
El sistema se basa así en conseguir siempre nuevas
personas que hagan aportes para poder pagar
los compromisos asumidos. El sistema se derrumba
si no hay nuevos ingresantes al juego.
Es lo que le pasó finalmente a Ponzi.
¿No será que los países actúan en parte de esa manera?
Götz Aly es un polémico ensayista alemán. En uno de sus libros, “Hitlers Volksstaat. Raub, Rassenkrieg und nationaler Sozialismus”
(“El Estado popular de Hitler. Rapiña, guerra racial
y socialismo nacional”) afirma que el gigantesco
Estado de Asistencia Social nacionalsocialista
se sostuvo a partir del Esquema Ponzi.
Se suele pasa por alto que el apoyo de los alemanes
al régimen de Adolf Hitler se debió a
ambiciosos programas de beneficios sociales destinados
a las clases media baja y obrera: pensiones, jubilaciones,
planes de salud y vacaciones en cruceros al Mediterráneo
o a los fiordos noruegos fueron ideados para sumar
adhesión al nazismo. El problema era cómo financiar
estos programas.
Durante la década de 1930, la Alemania bajo el régimen
nazi se encontraba al borde de la bancarrota de modo
recurrente ya que no podía financiar semejante gasto
público. ¿Cuál fue la estrategia de los nazis para superar
el desmadre financiero? Aly lo dice rotundamente:
el saqueo. Primero sobre los judíos alemanes, a quienes
se les incautaron fábricas, bancos, pequeños negocios, casas.
Cuando se acabó esto se inició una guerra de conquista.
Hasta que llegó Stalingrado y el Esquema Ponzi de ingresar
nuevos bienes al sistema se desmoronó totalmente.
Alemania tenía pies de barro para sostener el gasto
de la guerra y simultáneamente los programas sociales,
que siguieron en marcha casi hasta que el Ejército Rojo
estuvo a las puertas de Berlín.
¿Fueron los únicos? No. Algunos imperios se han asentado
sobre la misma lógica: ingresar nuevas riquezas vía
conquista para financiar el crecimiento. España, a partir
de la Conquista de América, o Portugal son ejemplos
de este modo de expansión. La Rusia zarista se expandió
hacia el Este hasta que se chocó contra Japón en 1905.
La Argentina ensayó algo similar con la Conquista del Desierto.
El ingreso de una enorme cantidad de tierras a la economía,
sumado a nuevas tecnologías externas, le permitió
al país ser uno de los más prometedores del planeta.
Hasta que se acabaron las tierras por sumar y no hubo
cambios tecnológicos de base.
La mentalidad Ponzi sigue presente. Gran parte
de la dirigencia doméstica mira al cielo para saber
si será una temporada de sequía o lluvias para cosechas
SATISFACTORIAS.
Crecer por fuera del Esquema Ponzi es impulsar el cambio
tecnológico. La siembra directa y los cultivos transgénicos
lograron ampliar momentáneamente la frontera agrícola
a partir de desarrollos innovadores. Es lo que en parte
nos mantiene a flote. Para bien o mal.
Pequeño problema: estos avances tienen fecha
de vencimiento. No nos queda más que crecer
a partir de un giro tecnológico sostenido. Y no puede
haberlo sin inversión en educación, tecnología y ciencia.
Y en eso seguimos mal, muy mal.
* Dr. en Sociología (UCA). Docente UCA, UNTREF, UCES.
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