En 1996 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) declaró a Facundo Cabral «Mensajero Mundial de la Paz». Ironía del destino. El trovador platense murió enredado en un hecho de extrema violencia, recibiendo tres disparos, dos balas dieron en su cabeza y la otra en el centro del pecho.
Un día impreciso, en La Plata, Sara dio a luz a su séptimo hijo. Anotó a ese niño con el nombre de Rodolfo siete u ocho años después y dijo que había nacido el 22 de mayo de 1937. Ese chico fue mudo -se negaba a hablar- hasta los 9 años, analfabeto hasta los 14, de adulto enviudó trágicamente a los 40 y conoció a su padre, Rodolfo, a los 46 porque éste ya lo había abandonado un día antes de que naciera.
El trovador de las cosas simples, sabio e intelectual de la música, el que no era «de aquí ni de allá», recibió una de sus peores noticias a los 68 años cuando los médicos le diagnosticaron un cáncer terminal, entre otras enfermedades, del que terminó salvándose luego de cuatro años de tratamiento en Estados Unidos.
A sus 74 años, ya ciego, ese hombre libre que aseguraba que «el azar sabe lo que hace», encontró la muerte al quedar atrapado entre las redes del narcotráfico y el crimen, sin tener nada que ver, «sin comerla ni beberla», fue asesinado a balazos mientras viajaba en un auto, de acompañante, hacia el aeropuerto para regresar desde Guatemala -donde había dado un recital- a la Argentina. Aquí en el país lo esperaban los médicos para continuar con otro tratamiento de quimioterapia, uno más…
«Mi madre me decía Facundo, pero me anotó como Rodolfo, el nombre de mi padre, porque en esa época los nombres de los caudillos como Facundo Quiroga estaban prohibidos», contó el poeta y cantautor durante una entrevista que le realizó Juan Carlos Kreimer cuando cumplió 70 años en 2007, y recordó: «Sara me anotó cuando yo tenía siete u ocho años. Ella creía que yo había nacido en el 37 y hacia finales de mayo. Por eso cuando me preguntan de qué signo soy les digo que le vayan a consultar a mi vieja», soltó con su característico tono de voz y esa paz que irradiaba al hablar.
A sus 70 años y a pesar de sus problemas de salud, Facundo seguía viajando como cuando era joven. La diferencia era que ya entrados los años 2000, tenía lugar seguro a donde volver porque había dejado de vivir en distintos hoteles como era su costumbre; aprovechando la oferta de unos amigos, logró comprar la habitación 509 del Suipacha Suites, un coqueto hotel del centro de Buenos Aires. Y era la única propiedad que declaraba tener sobre la Tierra: «Me va llegando la hora, y la idea es terminar mis días como los viví: en un hotel y entre libros», dijo Cabral en la extensa nota realizada por Kreimer.
LEE TAMBIÉN SOBRE LA VIDE DE JORGE CAFRUNE
Aun de día las persianas donde vivía Cabral estaban cerradas y la habitación en penumbras. Solamente de esa manera sus ojos conseguían ver a través de los gruesos lentes verde oscuro. Todavía no había cumplido sus 60 años cuando a causa de una descompensación glandular, el trovador empezó a tener problemas en la vista y ya a sus 70 años no podía salir solo a la calle, había quedado ciego.
Discografía de Facundo Cabral: El Carnaval Del Mundo, Cabralgando, Hombre De Siempre…, Mi Vida, Con Waldo de los Ríos, Facundo Cabral, Pateando Tachos, Entre Dios y El Diablo, Ferrocabral, Cabral En Vivo, El Mundo Estaba …, Secreto, Recuerdos De Oro, Lo Cortez No Quita Lo Cabral y Cortezías y Cabralidades
SU INFANCIA Y SU EXPERIENCIA CON PERÓN Y EVITA
Facundo era el último de siete hijos y fue criado por su madre y su abuela.
Cuando le preguntaban, Cabral recordaba a su abuela leyendo a autores anarquistas como Proudhon y Bakunin, a los gritos y con profunda emoción. Estaba convencido de que si su abuela hubiese conocido al Che lo habría seguido a Sierra Maestra. La suerte quiso en cambio que viviera en Berisso, casada con un coronel que pasaba sus días en los lugares más remotos.
«Él se creía un tipo muy importante que estaba defendiendo las fronteras de la patria, pero lo mandaban a los lugares más lejanos para que no jodiera a nadie. Yo suelo decir que García Márquez me plagió Cien años de soledad aprovechando que a mí todavía no se me había ocurrido. Teniendo un abuelo coronel hasta tengo más derecho que él», sostuvo en la entrevista que le realizaron cuando cumplió sus 70.
Durante los primeros años de vida, Facundo se negó a hablar de forma tan rotunda que su mamá supuso que era mudo: «Yo tenía lo que en esa época se llamaba debilidad mental. Los médicos le dijeron a mi madre que no se hiciera muchas expectativas porque iba a ser muy difícil que alguna vez su hijo pudiera hacer un trabajo intelectual o responsable. Tengo muy presente la respuesta de mi madre: ´No importa, con lo que haya vamos a hacer lo máximo´”, contó en vida el cantautor y poeta.
La falta de sustento obligó a los Cabral a ir cambiando de pueblo y de ciudad, siempre hacia el sur. Tanto él como sus hermanos y su madre trabajaban en lo que podían, comiendo salteado y durmiendo muchas veces en la calle. De sus siete hermanos, Facundo vio morir a cuatro, y nunca pisó una escuela. La familia en pleno había llegado a la Patagonia cuando él decidió volver a Buenos Aires. Tenía 9 años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentate algo, no seas amarrrrgo... y si comentás, no nos amargués :D